¿Cuantas personas
existen en el mundo, que han anulado proyectos y/o sueños a raíz de un mal diagnóstico psicológico? ¿O que por razones poco pedagógicas han crecido con
autoestima baja, cubriendo con un velo el talento en determinada área de
conocimiento?
Gillian
Lynne es una de las grandes estrellas que ha conocido el mundo del teatro en el
último siglo, ha participado en más de 60 producciones de obras teatrales,
ballet y musicales, además de haber protagonizado y colaborado en rodajes filmográficos.
Lo
interesante de la vida de Lynne es que este camino no le fue revelado con
facilidad, ya que a temprana edad le diagnosticaron TDAH (Trastorno de Déficit
de Atención e Hiperactividad); lo cual llevó a sus padres a visitar a
diferentes profesionales, ya que esto le traía complicaciones en la vida
escolar. Los maestros de la pequeña Gillian insistían en que la niña tenía un
problema, lo cual en vez de boicotear el autoestima de esta pequeña, abrió la
posibilidad para que visitara a un profesional que advirtió que la niña si bien
tenía cierta dificultad para prestar atención, podía concentrarse en el ritmo
de la música. Este fue el punto clave para que a temprana edad, esta musa de la
danza, diera sus primeros pasos en lo que realmente le apasionaba: el baile.
La hiperactividad es un trastorno frecuente de encontrar en la educación
primaria, lo importante sobre esto es no deteriorar el autoestima del niño o
niña que lo padezca, sino por el contrario, incentivarlo para que encauce su
energía en hacer lo que mejor sabe. Un el ingreso a la universidad, una carrera
profesional, una maestría, una titulación universitaria y el éxito profesional,
no es algo exclusivo de unos pocos, sino por el contrario ¡una oportunidad para
muchos!