La humanidad ha buscado
desde su nacimiento una explicación para
determinadas situaciones, creencias, cosas, acontecimientos, etc.; y la
presencia del mal no fue la excepción.
Encontrar
un responsable por las desgracias personales y mundiales, ha sido una tarea
llevada a cabo desde el principio de la humanidad, cada cultura supo asignarle
esta culpa a una deidad diferente. Los romanos y los griegos no conocían al
Diablo como tal, aunque si distribuían sus creencias en 400 dioses; esta misma
situación ocurrió en las religiones africanas y en los pueblos originarios de
América del Sur y del Norte.
Se
puede afirmar que la imagen de Satanás no aparece sino con la religión
cristiana, ya que los libros hebreos tampoco lo mencionan como un líder
singular. El primero en referirse a él (o ella) fue el autor del Evangelio de
Juan, es decir que fue esta persona quien lo incluye en sus cartas y en el
Apocalipsis. Sobre esto se manifiestan diversas críticas, ya que en los
escritos se hace mención a que les dijo a los judios “procedéis del diablo, que es vuestro padre”. Esta fue la luz verde para que los cristianos persiguieran
durante siglos a los judíos.
Esta
situación de ángeles y demonios quizás encuentra su epicentro en la visión
sintética del mundo que hizo Zaratustra o Zoroastro, quien se ocupa de
modificar la idea del politeísmo, al monoteísmo, es decir a la adoración de un
señor único: Ahura Mazda. Las emanaciones de los viejos dioses se restringieron
a la imagen de ángeles.
Si
bien este tipo de investigaciones siempre son muy cuestionadas desde diversas
disciplinas, en Perú existen muchas universidades que forman a estudiantes en
carreras profesionales o en teólogos/as investigadores/doras afines a la
temática; una de ellas es la Universidad
Peruana Unión.